miércoles, 4 de mayo de 2011

Pecado, lujuria, fiesta y hornazo

Los salmantinos siguen celebrando una festividad que se remonta al siglo XVI: El Lunes de Aguas. Miles de personas, en su mayoría  jóvenes, se congregan a ambos lados del río Tormes para mantener con vida esta legendaria tradición.

Quizás muchos de los jóvenes no conozcan la intrahistoria de este particular episodio de la cultura salmantina. Es el siglo XVI el que ve nacer esta particular tradición, después de que el rey Felipe II dictase unas ordenanzas que obligaban a las prostitutas de la Casa de Mencebía a abandonar la ciudad durante la Cuaresma. El fundamento de esta decisión, tomada por la Corona,  era que los hombres de la localidad charra evitasen las tentaciones de pecado y lujuria.

Las prostitutas, que permanecían bajo la custodia del Padre Putas, regresaban a Salamanca el primer Lunes después de la Pascua, lo que era cebrado en las riberas del Tormes con bebidas, baile y hornazo.
Este evento ha dejado de ser una mera festividad para convertirse en la excusa perfecta para que los jóvenes aprovechen un lunes cualquiera y lo conviertan en el día festivo por excelencia de la ciudad charra. El de este año, ha sido un lunes de aguas marcado por la buena temperatura, circunstancia que ha permitido que los más dubitativos se animaran a última hora a comer el hornazo con la familia o los amigos fuera de casa.

El parque de Valcuevo, Huerta Otea, Zurguén, Aldehuela y Puente Romano fueron los principales puntos de concentración. En este último lugar  apenas había sitio para disfrutar del hornazo. Al menos, en la zona de Valcuebo se podían dar unas patadas al balón o disfrutar de una partida de cartas.

Este día popular también sirvió para que otro de los protagonistas del día el río Tormes, tuviera su dosis de importancia. La organización Cuidatumadre aprovechó la concentración masiva de jóvenes para animarles a participar el domingo 8 de mayo en la limpieza del río y a pasar un  día agradable en el río compartiendo comida, actividades,  talleres, música y teatro entre otras actividades.

Lo que parece claro es que el tradicional Lunes de Aguas salmantino está perdiendo su esencia original, convirtiéndose con el paso de los años en un día de convivencia para las familias y en un pretexto más para que los jóvenes salgan de fiesta.


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